Monte Fuji -Japón
Historia
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【Edad Antigua】
Se tienen datos sobre la existencia de población en el archipiélago japonés desde hace más de 100.000 años, cuando todavía formaba parte de la masa continental asiática. Los descubrimientos arqueológicos han revelado que los hombres primitivos que habitaban el archipiélago durante el Paleolítico (Alta Edad de Piedra) vivían principalmente de la caza y de la recolección de frutos. El Período Neolítico (Baja Edad de Piedra), hace unos 10.000 años, atestigua la manufactura de útiles de piedra pulimentada, el desarrollo de técnicas de caza evolucionadas, con el uso de arcos y flechas, y la fabricación de vasijas de barro para cocinar y almacenar comida. La agricultura, inicialmente el cultivo del arroz, y las técnicas metalúrgicas se introdujeron provenientes del continente asiático, en torno al 300 a.C. Los habitantes de Japón usaron armas de hierro y útiles agrícolas en su vida cotidiana y espadas de bronce y espejos en sus rituales religiosos. En el siglo IV, se establece una autoridad política fuerte y centralizada en la actual Prefectura de Nara, que gobierna la nación. Entre los siglos IV al VI se introduce la cultura china, confucianismo y budismo, a través de Corea, como así también artesanías industriales como las textiles, metalurgia, curtidos y construcción de barcos, que habían alcanzado un alto desarrollo en China. Se adoptó la escritura china, que utiliza ideogramas, y a través de este medio, los japoneses aprendieron los rudimentos de la medicina, los secretos del calendario y de la astronomía, así como la filosofía del confucianismo. El budismo, procedente de la India, siguió la ruta de China y Corea y se introdujo en Japón en el año 538. El sistema chino de gobierno proporcionó también el modelo sobre el cual los gobernantes japoneses construyeron su propio sistema. A principios del siglo VIII se estableció en Nara la primera capital permanente del país. Durante más de setenta años, entre el 710 y el 784, la familia imperial japonesa residió en Nara y fue extendiendo gradualmente su autoridad al resto del país. En el año 794 se construyó en Kioto una nueva capital, tomando como modelo la capital de China en aquellos tiempos. Kioto continuó siendo la sede del trono durante mil años. El traslado de la capital a Kioto marcó el comienzo del período Heian, que continuó hasta el año 1192. Este fue uno de los más importantes períodos desde el punto de vista del desarrollo artístico. Los contactos con China se interrumpieron hacia finales del siglo IX y desde entonces, la civilización japonesa empezó a consolidar sus propias características y formas. Éste fue un proceso de asimilación y adaptación, a través del cual los rasgos procedentes del exterior fueron asumiendo poco a poco un estilo esencialmente japonés. El ejemplo más típico de este proceso fue el desarrollo de una escritura original japonesa que abrió el camino para la aparición de una literatura puramente japonesa. La vida en la capital se caracterizaba por una gran elegancia y refinamiento. Mientras la corte se dedicaba al cultivo de las artes y de los placeres de la vida social, su autoridad sobre los clanes militares de las provincias se debilitó paulatinamente. El control efectivo del reino poco a poco se fue convirtiendo en el trofeo que se disputaban dos familias militares rivales: los Minamoto y los Taira, descendientes ambas de anteriores Emperadores y que protagonizaron una de las luchas más célebres y encarnizadas de la turbulenta Edad Media japonesa, finalizando con la victoria de los Minamoto en el año 1185.
【Época Feudal】
La victoria de los Minamoto marcó el eclipse del poder imperial y el comienzo de siete siglos de gobierno feudal ejercido por una serie de shogunes o gobernantes militares. En el año 1192, Yoritomo, cabeza de la triunfante familia Minamoto, estableció el shogunato de Kamakura, etapa en la que se estimuló el cultivo de las disciplinas marciales, prevaleciendo las artes del "samurai" y de la caballería japonesa. Desde 1213 hasta 1333 el poder fue ejercido por los Hojo, familia de la esposa de Yoritomo. Durante este período los mogoles atacaron la parte norte de Kyushu en 1274 y en 1281. A pesar de su inferioridad en materia de armamentos, los guerreros japoneses lograron defender su territorio e impidieron la penetración de los invasores. Después de la destrucción de la mayor parte de su flota por los tifones que asolaron la tierra durante ambos intentos, los mogoles retiraron sus fuerzas de Japón. Después de una efímera restauración del gobierno imperial, de 1333 hasta 1338, siguió el gobierno militar establecido por los Ashikaga en Muromachi –de Kioto- que se extendió durante dos siglos, desde 1338 hasta 1573. Las disciplinas espartanas del período Kamakura encontraron su expresión en actividades estéticas y religiosas y dejaron para siempre su huella indeleble en las artes del país, cuya característica principal, incluso hoy en día, es el sentido clásico de contención y simplicidad. Hacia finales del Siglo XVI, el general Hideyoshi Toyotomi restableció el orden en un Japón que estaba dividido por guerras civiles. En 1592 y 1597 Toyotomi realizó dos invasiones a Corea que fracasaron ante la resistencia coreana y china. Su labor en la pacificación y unificación del país fue continuada por Ieyasu Tokugawa. Durante su shogunato se construyeron muchos de los castillos más famosos del Japón.
【La Unidad en el Aislamiento】
En 1603, después de haberse consolidado como verdadero gobernante de todo el país, Tokugawa fundó su shogunato en Edo -actual Tokio- lo cual constituyó un hito importante en la historia de Japón, creándose los moldes en los cuales se forjaron casi todos los rasgos de la vida nacional que habrían de permanecer vigentes durante los siguientes 265 años, especialmente las instituciones sociales y políticas. En 1639, como medida para preservar la integridad de la estructura social y política creada por el shogunato Tokugawa, se tomó la drástica decisión de cerrar las puertas de Japón al mundo exterior. Los primeros occidentales habían llegado a las costas japonesas en el siglo anterior, durante el período Muromachi. Comerciantes portugueses desembarcaron en una pequeña isla del sudoeste de Japón en 1543, e introdujeron armas de fuego en el país. Durante los años siguientes, llegaron misioneros jesuitas encabezados por San Francisco Javier y grupos de españoles. También se establecieron en el suelo japonés algunos comerciantes holandeses e ingleses. La presencia de los europeos ejerció una profunda influencia en Japón. Los misioneros convirtieron a gran cantidad de personas particularmente en el sur del país. El shogunato se dio cuenta de que el cristianismo podría ser potencialmente tan explosivo como las armas de fuego que lo acompañaban. Finalmente se prohibió el cristianismo y el shogunato impidió la entrada a todos los extranjeros, excepto a un puñado de holandeses y chinos dedicados al comercio, que fueron confinados a una isla en Nagasaki, además de algunos chinos que vivían en Nagasaki, y enviados ocasionales de la dinastía Lee de Corea. Durante dos siglos y medio, esta diminuta colonia fue el único punto de contacto entre Japón y el mundo exterior. Fue a través de esta pequeña puerta cómo los estudiosos japoneses adquirieron conocimientos básicos de la medicina occidental y de otras ciencias, durante el largo período de aislamiento del país.
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【Restauración de la Autoridad Imperial】
Hacia fines del siglo XVIII y principios del XIX, se ejercieron sobre Japón presiones cada vez mayores para que abriera sus costas al mundo exterior. En 1853, el Comodoro Matthew C. Perry, de los Estados Unidos, entró en la bahía de Tokio con una escuadra de cuatro barcos. Regresó al año siguiente y logró persuadir a los japoneses para que firmasen un tratado de amistad con su país. Después se formalizaron tratados similares con Rusia, Gran Bretaña y los Países Bajos en el mismo año, con lo cual volvían a abrirse las puertas de Japón al intercambio con el exterior. Cuatro años más tarde, estos tratados originales se convirtieron en tratados comerciales. Con Francia se firmó un acuerdo similar. La repercusión de estos acontecimientos aumentó la presión de las corrientes sociales y políticas que estaban minando el fundamente de la estructura feudal. Hubo grandes torbellinos durante una década, hasta que el sistema feudal del shogunato Tokugawa se derrumbó en 1867. Desde entonces se restauró la plena soberanía al Emperador. Este hecho se conoce como Restauración Meiji de 1868.
【Edad Moderna】
La época Meiji (1868-1912) representó uno de los períodos más notables en la historia de la nación. Bajo el Emperador Meiji, el país se esforzó por alcanzar en sólo unas cuantas décadas lo que había llevado varios siglos a los países occidentales: la creación de una nación moderna con industrias modernas, instituciones políticas modernas y un modelo de sociedad moderna. Durante los primeros años de su reinado, el Emperador Meiji transfirió la capital imperial de Kioto a Edo, sede del gobierno feudal de antaño. La ciudad fue bautizada con el nombre de Tokio, que significa "capital oriental". Se promulgó una Constitución, se abolieron las antiguas clases sociales de la época feudal y todo el país se entregó de lleno, con energía y entusiasmo, al estudio y adopción de la moderna civilización occidental. Antes de terminar el siglo XIX, el país se vio envuelto en la Guerra Chino-Japonesa de 1894-95, que finalizó con la victoria de Japón, siendo una de las consecuencias de esta guerra que Japón arrebató Taiwan a China, y diez años después, en 1904-05, en la guerra Ruso-Japonesa. Japón resultó victorioso en ambas contiendas y como resultado de ellas, recobró la parte sur de la isla Sakhalin, que había cedido a Rusia en 1875 a cambio de las islas Kuriles, y se le reconocían intereses especiales en Manchuria. Después de alejar a otras potencias para que no ejerciesen ninguna influencia sobre Corea, Japón la convirtió en protectorado suyo en 1905, y se la anexionó posteriormente en 1910. El Emperador Meiji, cuyo esclarecido e imaginativo gobierno había guiado a la nación durante las décadas de su dinámica transformación, murió en 1912, en vísperas de la Primera Guerra Mundial. A finales de esta contienda, en la cual entró Japón por las disposiciones de la Alianza Anglo-Japonesa de 1902, Japón fue reconocido como una de las grandes potencias de la tierra. Después del Emperador Meiji, reinó el Emperador Taisho, y en 1926 subió al trono Su Majestad Hirohito y comenzó la era Showa. Este período se inauguró en un ambiente lleno de promesas. Las industrias de la nación continuaron creciendo y su vida política perecía hallarse sólidamente fundamentada en el sistema de gobierno parlamentario. Sin embargo, nuevos factores empezaron a influir negativamente. La depresión mundial desequilibró la vida económica de la nación y la confianza pública en los partidos políticos se desvaneció después de una serie de escándalos, situación que fue explotada por los extremistas y la camarilla militar aprovechó la oportunidad que le ofrecían los tiempos confusos. La influencia de los partidos políticos declinaba incesantemente. Después del incidente de Lugouqiao, que desencadenó la guerra con China en 1937, los partidos políticos primero se vieron forzados a unirse en una sola plataforma de cooperación con el esfuerzo bélico, luego fueron disueltos y en su lugar se erigió un partido nacional unificado. Entonces ya no hubo ninguna oposición parlamentaria a la marea de acontecimientos que finalmente llevaron a la Guerra del Pacífico en 1941.
【Desde 1945 a la Actualidad】
En agosto de 1945, un Japón exhausto y agotado por la guerra aceptó los términos de la rendición impuestos por los aliados, y por edicto imperial, el pueblo japonés depuso las armas. Durante más de seis años y tras la rendición, Japón estuvo bajo control aliado, principalmente norteamericano. Bajo el mandato de las autoridades de ocupación, dirigidas por el General Douglas MacArthur, se pusieron en práctica varias reformas sociales y políticas. Se garantizó el derecho de los trabajadores a organizarse en sindicatos y a manifestarse. Las mujeres lograron el derecho al voto y otros derechos. La libertad de reunión, expresión y creencia religiosa fueron garantizadas. En 1947 se promulgó una nueva Constitución liberal. En 1951, Japón firmó el Tratado de Paz de San Francisco, que significó su regreso a la comunidad de naciones como un estado reformado. Por ese tratado, Japón recuperó el derecho a dirigir su política exterior, derecho que había sido suprimido con la ocupación. Una de las tareas más inmediatas de los años de posguerra fue la recuperación económica. Con el favorable apoyo de los Estados Unidos y de otras naciones, Japón fue admitido en varias organizaciones internacionales que permitieron al país participar en el comercio internacional, libre y multilateral. A mediados de los años sesenta, Japón se había hecho lo bastante poderoso económicamente como para competir con éxito en los mercados libres mundiales. Paralelamente a su recuperación económica, Japón realizó esfuerzos diplomáticos para restituir su posición internacional. Desde el momento de su admisión en las Naciones Unidas en 1956, Japón se convirtió en un participante cada vez más activo en los foros políticos internacionales, así como en los económicos y sociales. Después de una serie prolongada de negociaciones se firmó la paz con la República de Corea en 1965. Tan sólo dos décadas después de su derrota, Japón se había recuperado prácticamente del todo de la devastación de la guerra. Los Juegos Olímpicos celebrados en Tokio en 1964 simbolizaron la nueva confianza del pueblo japonés y la creciente importancia del país en la comunidad internacional. A mediados de los años sesenta, Japón comenzó a hacer frente a nuevos tipos de problemas tanto en el interior como en el exterior del país. Al tener las necesidades básicas bien satisfechas, el pueblo comenzó a buscar nuevos objetivos, especialmente mejoras en la calidad de vida. El proceso hacia un crecimiento económico lento que se desarrolló en los años setenta, influyó grandemente en la vida de los japoneses y dio lugar a cambios en su pensamiento y formas de vida. Los valores se han diversificado más y mucha gente empieza a conceder más importancia a la autorealización y a la consecución de objetivos más personalizados. La devolución de Okinawa por parte de la administración norteamericana a Japón en 1972, y la aproximación a la República Popular de China en el mismo año, fueron dos destacados acontecimientos de la década de los setenta. Debido al papel que desempeña en la economía mundial, Japón ha ido tomando una serie de medidas para liberalizar sus mercados. Como importante miembro del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) y de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, comprometido en el mantenimiento del libre comercio, Japón desempeña cotidianamente un significativo papel en las áreas comercial, financiera y económica y de asistencia técnica. Desde 1975, Japón es miembro de las cumbres anuales de las siete (ahora ocho) naciones más ricas del planeta. Ante el creciente poder nacional de Japón y las expectativas de otros países en su actuación internacional, el Gobierno ha adoptado, desde mediados de los años ochenta, una actitud positiva para expandir la contribución de Japón a la comunidad global.
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Fuente: CONOCIENDO JAPÓN La historia del Japón, por Taro Sakamoto Asociación Internacional para Información Educacional, S.A.
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